Con este postre no creo que vaya a sorprender a nadie ya que es todo un clásico en la cocina: ROSQUILLAS
Aun así me apetece compartir la receta
por si hay alguien que no la tenga o, cosa poco probable, la desconozca.
Además, debo contar que me hace ilusión enseñaros la fuente en la que
las presento ya que ¡era de mi abuela! No tiene gran valor económico,
como podéis imaginar, pero sí sentimental.
Recuerdo que la usaba principalmente para el arroz con leche, pero como éste ya lo tengo en el blog se me ocurrió llenarla de rosquillas.
No se pueden considerar exclusivamente
un postre, ya que también se toman como desayuno o merienda acompañadas
de café o chocolate. Tampoco podemos decir que son típicas de una época
concreta del año, pues creo que todos estaremos de acuerdo en que en
cualquier momento están riquísimas.
Aquí os dejo la receta, que no puede ser más sencilla:
Ingredientes:
-500-600 g de harina
-200 g de azúcar
-75 ml de aceite de girasol
-3 huevos
-1 sobre de levadura en polvo
-1 cucharada de leche
-1 chorrito de anís o ralladura de limón, según las preferencias de cada uno
-Aceite de girasol para freír
-Azúcar para espolvorear
Preparación:
1-En un bol grande mezclamos la mitad de la harina junto con el resto
de los ingredientes. A medida que vamos amasando iremos añadiendo la
harina necesaria hasta conseguir una masa que no se nos pegue a las
manos y se pueda trabajar sin dificultad (por eso puse como cantidad de
la harina 500-600 gramos)
2-Cogiendo pequeñas cantidades de masa, iremos dando forma a las rosquillas y las freiremos en abundante aceite bien caliente.
3-A continuación las espolvoreamos con azúcar y ¡Están listas! ¡A disfrutarlas!
Nota: Para los postres siempre utilizo aceite de girasol, ya que tiene menos sabor. Para el resto de las comidas, aceite de oliva.
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